Columna años 30

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viernes, 28 de marzo de 2014

¿Y María?

¿Y María? Me pregunto tras muchos años...¿Por qué su ausencia? ¿Por qué la figura mariana nunca ha destacado sobremanera en Villacarrillo? La podemos definir como una Semana Santa muy "Cristera", con una predilección de los cofrades por representar los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor, sin tener en cuenta la presencia e intercesión de María en la Pasión, su figura y su cercanía a Cristo en los momentos más cruentos...


Esa delicadeza y a la vez amor de Madre, esas lágrimas y a la vez esa esperanza, la amargura por el Vía Crucis de su hijo a la vez que piedad por sus enemigos, la caridad ante los más desfavorecidos y las tristezas por el sufrimiento humano, los dolores de María por el escarnio de su hijo... y la paz duradera entre nosotros, sus hijos, las penas por las injusticias y la soledad más desesperante ante la pérdida del hijo amado...

Todas estas advocaciones hacen más humana a la Santísima Virgen, más cercana a nosotros, y nos atraen hacia ella como una estrella refulgente para rezarle y pedirle como hijos....Pero parece que le damos la espalda, no consideramos importante su presencia entre nosotros...

Quizás este artículo tendría más cabida hace diez o quince años, cuando ninguna cofradía salvo los Dolores (o Soledad), presentaba a la figura de María entre nosotros. Después vinieron Amor y Amargura, y la advocación de la Esperanza que algún día florecerá en la joven cofradía del Cautivo. Aunque quizás todavía en dichas cofradías no se le ha dado su sitio, no ha arraigado la devoción mariana entre sus hermanos, no se le trata por igual respecto al Titular Cristífero. Pero hoy, señalo en especial a mi querida hermandad del Nazareno y a Oración y Caída, dos cofradías de solera y con peso específico, para que no le den más la espalda a María y se enriquezcan de su espiritualidad, de los valores que transmite la Madre de Dios, siempre tan cercana a sus hijos, más humana, e incorporen una Titular Mariana.

Los cofrades seguimos el mensaje de Cristo, damos testimonio de fe a Él, y le rendimos culto en los distintos pasajes de su Pasión. Pero necesitamos a nuestra Madre como el ancla de nuestra fe....¿Y María?

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