La Cuaresma una vez más ha entrado de lleno, y nos atiza el corazón para que despertemos de nuestro sueño, pesado y desesperanzado en tantas ocasiones, y nos convirtamos a Cristo, al Evangelio, a su mensaje.
Jesús Nazareno un año más sale a nuestro encuentro, sabedor de que le tenemos reservado un sitio privilegiado en nuestras casas, en los zaguanes o umbrales de nuestras puertas, bendiciendo nuestros hogares. Pero su mensaje no cala tan profundamente en muchas ocasiones. Cuántas situaciones en la que le damos de lado, en que no compartimos con nuestros hermanos, en que damos la espalda al que tiene sed y hambre (de justicia y de Dios).
La Cuaresma no sólo es un periodo de preparación para la Pascua, para vivir los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Sintamos la necesidad de la Conversión verdadera, la que cala en nuestro espíritu, la que nos hace mejores personas y mejores cristianos. No nos quedemos una vez más en la cáscara de las tradiciones y ahondemos en el sentido y significado de lo que hacemos.
Vivid y sentid la Cuaresma, y que la llama viva del Espíritu Santo entre de lleno en vuestros corazones.
(Extracto del Boletín de Cuaresma "Nazareno" 2014)
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