Este año, más temprano que habitualmente, la Cuaresma nos sorprende y entra de lleno en el corazón de nuestros hogares. Precisamente un año, en que la Cuaresma cobra un sentido más crudo y real. La austeridad y la vida sencilla, la oración y limosna a los más necesitados, valores tradicionales de este periodo preparatorio para la Pascua, han entrado forzosamente en nuestra vida habitual, debido a la crisis que en mayor o menos medida a todos nos está afectando.
En el mundo de las cofradías, esta crisis está igualmente haciendo mella en su seno, y aumentan considerablemente las bajas de hermanos por no poder asumir cuotas o papeletas de sitio (esto en Villacarrillo no afecta en demasía, ya que las cuotas son bastante bajas, y no existe la papeleta de sitio, o "donativo de Estación de Penitencia"). Las hermandades no pueden ser ajenas al sufrimiento que nos rodea, y por ello están aumentado los recursos destinados a caridad y obra social. Igualmente, se ha de apoyar a los hermanos que por cuestiones de necesidad, dejan de hacer estación de penitencia con su hermandad.
Abramos un poco más los ojos, y seamos capaces en este tiempo, y por ende el año entero (parece que vivmos en una Cuaresma permanente) de estar más abiertos y receptivos a las necesidades de los demás.
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