Se truncó la ilusión de cientos de Nazarenos que llenaban el templo de la Asunción desde temprana hora (recordar que este año la Cofradía se ponía en la calle con 45 min de adelanto respecto a años previos), helados por la temperatura exterior, pero con los corazones calientes al cobijo de su Señor. Se solicitó una hora de demora para esperar si mejoraba el tiempo, pero tornó a imposible con los primeros copos de nieve que transformaron la noche más mágica del año en una primavera imposible, en una noche oscura, neblinosa y un poco triste, acorde con los tiempos que vivimos.
Este año se necesitaba más que nunca su mirada, su mano repartiendo bendiciones por la ciudad, su cruz al hombro para marcar el camino recto y justo, su andar poderoso, la luz de sus filas penitentes iluminando su rostro y mostrando la santa faz de su paño la Santa mujer Verónica...
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